Muerte metafórica

ELLA no recuerda el momento en el que ocurrió. 

De hecho, no recuerda nada de los últimos dos meses a pesar de que su entorno no ha cesado en el intento de activar en su memoria el más insignificante detalle que pueda dar paso a una explosión de lucidez y conciencia.
El tiempo ha pasado lento y pesado, dejándose sentir en cada minuto y segundo. Las horas se han hecho eternas y los días infinitos.

Son innumerables las suposiciones, teorías e historias que su entorno se ha encargado de imaginar sobre lo sucedido. Algunas de estas historias se asemejan a la realidad, otras la plasman y la mayoría quedan  muy lejos de resultar, incluso, creíbles. Lo que único cierto es que ELLA se ha convertido en la protagonista de todas, al igual, que lo es de la real. 
Sólo ELLA conoce lo que ocurrió y no parece estar dispuesta a recordar nada. Por el momento.

Muchos quisieran entender lo que pasó para que ELLA se quedase en ese estado de aislamiento, pánico y tristeza en el que se encuentra. Son sus amigos más cercanos los que han asumido el papel más trágico en la versión de lo ocurrido. Desesperan al creer que alguien (o algo) le ha hecho un daño irreparable y no pueden actuar en consecuencia porque desconocen el qué, quién y por qué. 

Sin embargo, es ÉL quien arroja algo de esperanza en esta historia, convencido de que detrás del estado de ELLA no hay ningún suceso trágico de novela negra que desvelar. Simplemente opta por creer que se ha sumido en un proceso de transición a una nueva y mejor vida. Una especie de muerte metafórica.

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